
El artículo va dedicado a todos mis alumnos de 1ºde bachillerato. Esta semana pasada repartí entre los alumnos un texto para trabajarlo en clase y el tema elegido fue la metamorfosis de Dafne en laurel cuando era perseguida por Apolo.
Mi sorpresa fue saber que muchos de los alumnos desconocían esta historia mitológica.
Mi sorpresa fue saber que muchos de los alumnos desconocían esta historia mitológica.
Para que sintieran el texto les conté la historia y a su vez les hice referencia de este mito en las artes en general,no sólo en la literatura sino también en la escultura, por ejemplo.Una de las muestras escultóricas más preciosas es la talla que realizó el italiano Gian Lorenzo Bernini en el siglo XVII (período barroco). Se trata de una escultura de mármol expuesta en la galería Borghese de Roma.

Les explicaba a mis alumnos que etimológicamente Dafnis en la lengua griega significa: laurel debido a la metamorfosis a la que fue sometida la joven que desdeñaba el amor del apuesto dios Apolo. Dado que el dios no pudo poseer a Dafne declaró que el laurel sería uno de los símbolos que le identificarían. Las hojas de este árbol son las que coronaban en la Antigüedad a los vencedores en los juegos olímpicos.
A Dafne ya los brazos le crecían
y en luengos ramos vueltos se mostraban:
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que el oro oscurecían;
de áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros que aún bullendo estaban;
los blancos pies en tierra se hincaban
y en torcidas raíces se volvían.
Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol, que con lágrimas regaba.
¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,
que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón por que lloraba!
Pero es al lírico latino Ovidio y su obra Metamorfosis a quien le debemos la transmisión de este mito a la literatura posterior. El mito narra el amor no correspondido. Apolo se igualó al dios Cupido en el arte de lanzar flechas.Esto molestó tanto al dios del amor que le lanzó una flecha de oro directa al corazón y a su vez le lanzó otra flecha a Dafne plomiza cuyo efecto era rechazar el amor que le profesaba Apolo.
En la literatura española uno de los poemas más hermosos es el soneto XIII que escribió Garcilaso de la Vega en el siglo XVI:
A Dafne ya los brazos le crecían
y en luengos ramos vueltos se mostraban:
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que el oro oscurecían;
de áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros que aún bullendo estaban;
los blancos pies en tierra se hincaban
y en torcidas raíces se volvían.
Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol, que con lágrimas regaba.
¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,
que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón por que lloraba!